La capa de ozono, aquella protección que goza el planeta en contra de los rayos ultravioleta que provocan cancer en la piel y cataratas en los ojos, se ha recuperado poco a poco de su ruptura química desde hace más de 30 años. En aquel entonces se tomaron medidas para evitar que la destrucción continuara: se prohibieron ciertos químicos como aerosoles para el cabello, espumas y refrigerantes.
Sin embargo, y a pesar de las restricciones ambientales, investigadores del tema han detectado cuatro nuevos gases, generados por el ser humano, que están destruyendo esta capa. Un estudio reciente señala que este suceso se debe a los productos industriales, como pesticidas y refrigerantes; los cuales se encontraron en el hielo de Groenlandia, y en el aire de Tasmania, Australia.
El autor del estudio, Johannes Laube, de la Universidad de East Anglia, en Inglaterra, explica que:
Las concentraciones no son todavía un riesgo para la capa de ozono. Sin embargo, se encontraron tres tipos de CFC (clorofluorocarbón) y un HCFC (hidroclorofluorocarbón); primero en Groenlandia, después en Tasmania. Esto indicó que los gases se produjeron en el hemisferio norte y luego volaron al sur. Estamos planeando investigar más a profundidad, tomar muestras de aire alrededor del mundo, quizá eso pueda ayudarnos a encontrar las fuentes.
De acuerdo con el periódico Nature Geoscience, se estima que se han liberado en la atmósfera más de 74 000 toneladas de estos gases; de los cuales, ninguno se encontraba en la Tierra durante la década de los 60. Mientras que Laube menciona que las emisiones del gas CFC ha incrementado rápidamente en los últimos 20 años.
Por el otro lado, el mismo autor también aclara que estos mismos también pueden ser potentes gases del efecto invernadero, aunque sea en pequeñas cantidades: “El CFC es cien veces más poderoso que el dióxido de carbono al atrapar el calor en la atmósfera.”
Por consiguiente, y aunque aclaren que estos gases no son tan nocivos (por el momento), es importante mantener el dedo en el renglón en la cuestión de investigación e impacto ambiental. Es más factible prevenir el problema que contenerlo durante la crisis.